2.3.- VIENTO. DEFINICIONES DE: VIENTO DE EULER, VIENTO GEOSTRÓFICO, VIENTO CICLOSTRÓFICO, VIENTO ANTITRÍPTICO. VIENTOS CARACTERÍSTICOS DEL MEDITERRÁNEO Y ATLÁNTICO ORIENTAL.
2.3.1.- Viento.
Se considera el viento como los movimientos o traslación de una masa de aire respecto a la superficie de la Tierra, es decir como el aire en movimiento. Este estudio del viento se limita a la traslación de masas de aire en sentido horizontal, ya que la vertical se suele conocer como corriente vertical o convectiva respondiendo estas corrientes a fenómenos locales, convectivos (fenómeno por el cual el aire caliente tiende a ascender y el frío a descender) u orográficos (relieve terrestre).
El viento se origina por las variaciones tanto de temperaturas como de presión que experimentan las masas de aire. Aunque son muchas las causas que intervienen en la formación del viento una de las principales es la diferencia de presión existente entre dos puntos.
Los componentes que intervienen en su formación:
– Diferencia de presión o gradiente horizontal de presión.
– Gravedad.
– Rotación de la Tierra (Aceleración de Coriolis).
– Curvatura de las isobaras (Aceleración centrífuga).
– Rozamiento.
2.3.1.1- Viento de EULER.
Como ya hemos comentado anteriormente a la diferencia de presión entre dos puntos se le denomina gradiente horizontal (o gradiente barométrico) es el motivo inicial del viento.
Imaginemos un cilindro (Fig. 2.1) de una sección igual a 1 m2. Si su parte o cara inferior la sometemos a una presión de 1024 milibares y en la cara superior de 1020 milibares tendremos una diferencia de presión de 4 milibares lo que hace que se cree una fuerza F que hace que esa masa de aire suba hacia la cara superior en busca del eje del cilindro, es decir perpendicular a las isobaras.
Supongamos ahora que en ese mismo cilindro (Fig. 2.2) lo sometemos a tres presiones, podremos observar que la nueva fuerza generada F’ es mayor cuanto mayor sea la diferencia de presión entre ambos puntos, en este caso son 8 milibares, y es menor cuando mayor es la distancia entre ambos puntos, por lo tanto:
– La intensidad del viento es directamente proporcional a la diferencia de presión e inversamente proporcional a la distancia entre isobaras.
– La dirección del viento es perpendicular a las isobaras y en sentido de la mayor a la menor presión.
Este viento no es un viento real ya que para que así fuera la Tierra no debería girar sobre si misma ni tampoco debería actuar sobre ella ninguna otra fuerza (rozamiento, centrifuga o gravedad) denominándose de Euler.
Por lo tanto, se puede definir el viento de Euler como aquel en el que solo se considera el gradiente de presión sobre una masa de aire.
2.3.1.2.- Viento de GEOSTRÓFICO.
Una masa de aire que se mueve dentro de una zona con isobaras paralelas de un punto A, a un punto B se ve sometida a la fuerza que le ejerce la diferencia de presión o gradiente (Gh) que ira siempre en el sentido de mayor presión al de menor presión y por otro lado a la ejercida por el giro de la Tierra o fuerza de Coriolis la cual siempre es perpendicular al viento y hacia la derecha en el hemisferio Norte (a la izquierda en el hemisferio Sur) la cual aumenta a medida que la presión también aumenta (DC) produciéndole un desvío.
Se producen por lo tanto un equilibrio entre ambas fuerzas lo que se denomina equilibrio geostrófico por lo que sin tener en cuenta otros factores como puede ser el rozamiento o la orografía. Este viento describe un movimiento helicoidal (caracol) que va desde las altas a las bajas presiones siendo en sentido horario para los anticiclones y antihorario para las depresiones, bajas presiones o borrascas en el hemisferio Norte.
La fuerza de gradiente viene determinada por la diferencia de presión atmosférica entre dos puntos y se representa por la distancia entre líneas isobáricas, por lo que cuando más cerca están las líneas isobáricas, más viento, lo que significa que el viento geostrófico es directamente proporcional al incremento de presión e inversamente proporcional a la distancia de dos isobaras.
Se puede pues definir como: como la resultante del gradiente de presión y la fuerza de Coriolis y que se le pueden asignar las siguientes características:
– Es paralelo a las isobaras rectilíneas.
– Se aproxima al 90% al viento real.
2.3.1.3.- Viento de CICLOSTRÓFICO.
Cuando se suma la fuerza centrífuga (la que se produce motivada por el giro de la tierra) al gradiente de presión e n las altas presiones con isobaras circulares la resultante del viento es superior al viento geostrófico.
Esta aceleración suele ser pequeña y tiene su importancia solo cuando el viento se mueve a una velocidad considerable existiendo dos casos muy relevantes:
– Los ciclones tropicales en las latitudes bajas por ser la fuerza de Coriolis muy pequeña.
– Los tornados con vórtices (para más baja del tornado la más destructiva que roza la superficie) de un tamaño pequeño.
Es entonces cuando un fuerte gradiente de presión ocasiona una aceleración de la fuerza centrípeta haciendo que el flujo sea paralelo a las isobaras denominándose a este flujo viento ciclostrófico.
2.3.1.4.- Viento de ANTITRÍPTICO.
Cuando el viento circula por la superficie de la tierra, se somete a un rozamiento el cual lo frena, sufriendo una aceleración tangencial conociendo a esa resultante como viento de equilibrio.
El fenómeno va disminuyendo con la altura (hasta unos 1000), variando tanto su fuerza como su dirección, siguiendo una trayectoria en espiral (espiral de Ekman). El ángulo que forma con respecto a las isobaras suele ser de unos 30º en la mar y mayores en tierra el cual será hacia el centro en las borrascas y hacia fuera en los anticiclones. Su intensidad suele ser sobre el 40º menor que el geostrófico.
Se conoce pues como viento antitríptico aquel donde es predominante el rozamiento y por lo tanto despreciable el resto de parámetros como puede el efecto de Coriolis.
2.3.2.-Vientos característicos del Mediterráneo y Atlántico oriental.
a) MEDITERRÁNEO: analizaremos principalmente los vientos característicos del Mediterráneo occidental.
Así podemos destacar:
– Cierzo: viento procedente del Norte de España.
– Gregal o Gregale (NE): típico de las islas Baleares. Suele producirse tras una evolución tanto del Levante como de la tramontana siendo más notables durante la primavera, verano y otoño.
– Lebeche o Siroco (Sur Oeste): viento caluroso que sopla del norte de África a veces trae en suspensión arena o polvo fino.
– Levante (Este): se produce generalmente cuando una alta presión se establece al norte de España siendo uno de los vientos más característicos del Mediterráneo pudiendo alcanzar rachas de hasta más de 100 kilómetros por hora en el Estrecho.
– Tramontana (Norte o NE): se genera en la costa oeste de Italia y en España. La temperatura desciende considerablemente siendo el Golfo de León y el norte de las Baleares donde se dan las peores condiciones para la navegación (alcanza hasta 40 nudos en el cabo de Creus).
b) ATLÁNTICO ORIENTAL.
– Poniente (oeste): es un viento procedente del Atlántico que barre España de Oeste hacia el Este. Al originarse en el Atlántico se trata de un viento húmedo que en invierno suele venir acompañado de fuertes precipitaciones, sobre todo en las costas cantábricas y gallegas. Este viento tiene la particularidad que al ir atravesando la Península Ibérica va perdiendo humedad y se va calentando llegando a la zona del levante español como un viento seco y cargado de calor, lo que hace suavizar las temperaturas en invierno.
– Alisios: son los vientos que durante todo el año soplan en las Islas Canarias y lo hacen debido a su latitud y a su cercanía con el anticiclón de las Azores. Su intensidad dependerá de cómo se desplace el anticiclón. Estos vientos soplan en las islas de dos maneras diferentes: los denominados inferiores procedentes del Norte o noreste fresco y húmedo, y los superiores cálidos y secos y que se produce a partir de los 2000 metros de altitud. Su dirección y velocidad depende de las diferentes orografías del archipiélago originando por lo tanto diferentes configuraciones.
– Galerna: viento típico del Golfo de Vizcaya y mar Cantábrico apareciendo de manera súbita. Se produce con la aparición de un frente frio él hace que el viento cambie de dirección, haciendo bajar sensiblemente las temperaturas y elevando la humedad. Son frecuentes durante la primavera y el otoño y pueden alcanzar rachas de hasta 100 kilómetros por hora.
– Ábrego: se forma en el Atlántico soplando de suroeste siendo relativamente húmedo y templado, soplando generalmente durante la primavera y otoño.
Mención aparte merece las costas gallegas ya que, en ellas, debido principalmente a complejidad de su terreno la circulación está supeditada a los sus localismos. Aun así, se pude distinguir:
- Invierno: con entradas de los frentes procedentes del Atlántico que originan fuertes vientos del sur oeste.
- Verano: el anticiclón se centra sobre las Azores generando vientos del noroeste que suelen ser moderados.